Guadalupe Loaeza El Angel de Mari Carmen

EL ANGEL DE MARI CARMEN

La primera vezque vi a Mari Carmen fué en su casa muy cerca de Miguel Angel de Quevedo. Aparte de su decoracion, lo que mas me llamo la atencion fueron sus ojos y sus manos. “Seguro que es una artista”pensé. Cuando pasamos a la mesa, no habia mantel; en su lugar, Mari Carmen habia puesto varios rebozos entre tejidos. En el centro lucia una calabaza llena de alcatraces. “No hay duda, es una artista”, volvi a pensar. El café lo tomamos en su estudio. No lo podia creer. Estaba lleno de telares, canastas, tijeras, alambres, cordones, etc. Mas clasro no podia ser, estaba en casa de una artista de corazon. De una artista original, sensible, diferente, personal y muy mexicana. A partir de ese dia, quise que Mari Carmen se convirtiera en mi amiga.
Y asi fué. Desde entonces Mari Carmen y yo, aunque separadas por diez mil kilometros, hemos estado muy unidas tal vez, por los mismos listones de colores que descubri en su taller el primer dia que la conoci.
Pero yo no vine a hablarles de mi amistad con Mari Carmen, yo vine hasta el Castillo de Chapultepec, a platicarles de un libro maravilloso que se llama “FACES”. Dicen que las cosas se parecen a su dueno, este espléndido libro se parece a la artista. Esta lleno de magia , misterio, de sorpresas y de sensualidad. Conforme una lo va hojeando, una siente que se introduce en un universo de arte. Los textos nos llevan de la mano hasta la profundidad de la mirada de los personajes de Mari Carmen. Franco Maria Ricci y Mari Carmen formaron una mancuerna perfecta. El primero inspirado en las pinturas de la segunda, eligio para ilustrarlas a héroes como Julien Sorel,Dorian Grey, Charles de Bovary y otros muchos mas, con una enorme sensibilidad, en total hay veinte y cinco personajes en el libro. Corresponden tanto que se diria que ambos se pusieronde acuerdo. Pero no fué asi. Los “faces” ya existian cuando Franco Maria Ricci les dio un personaje de la literatura, Mari Carmen las habia pintado sin imaginarse que terminarian siéndo Julien Sorel, Dorian Grey, o Charles Bovary.
¿Que dirian los autores de estas obras clasicas de ver a sus personajes pintados? ¿que comentaria por ejemplo Sthendal a Mari Carmen de ver a su Julien con unos ojos desorbitados, de verlo asi como pasmado? “No mire mi Julien tenia una mirada mas cinica. Un poco mas fria. Por momentos, eran ojos de una persona malvada. Pero a la vez podia tener las miradas mas tiernas del mundo, las mismas que conquistaron a Madame de Renal. Habia momentos en que parecia un nino! Tal vez le diria el escritor a la pintora. Pero esto no importa, lo importante es que ahora gracias a Ricci y a Mari Carmen, sabemos como es Julien Sorel en el momento que lo condenan a la soga. Ese personaje tan seductor , admirador de Napoleon. Ese personaje capaz de todo, de hacerse victima con tal de seguir seduciendo a las mujeres. Cuando una de ellas, Matilde, caé embarazada, y se acerca el padre, Julien Sorel le dice:”Mateme y haga que mi muerte parezca un suicidio!” En esos momentos Julien parece sincero. Y el marquez le perdona la vida. Y cuando esta a punto de casarse con ella, no obstante en el fondo la odia por su clase social, le llega una carta de Mme de Renal su antigua amante. En ella lo expone como un explotador de mujeres. El matrimonio se frustra y furioso Julien le da dos tiros a Mme de Renal. Es arrestado. Lo condenan a muerte y justo antes de morir cansado por tanta ambicion se da cuenta que a la que quiere es a Mme de Renal. Ese es el Julien Sorel de Sthendal. Y el de Mari Carmen le queda como anillo al dedo.
“La desecion de pintar solo la faz, la cara, es buscar una ventana al alma, es querer tambien representar la fuerza de las emociones, el poder de la mirada”, escribio Bertrand Lorquin. En efecto, lo que encontramos en el libro de “FACES”, son las fuerzas de las emociones de cada pintura. Todas esas miradas nos cautivan, parece que nos interrogan hasta el fondo de nuestro corazon. Si las vemos despacito, hasta se nos pone la piel de gallina. ¿Que tanto nos quieren decir? ¿Que tanto hay detras de sus miradas?.
”Una obra de arte se mira: el retrato nos mira. Yo a esta mirada, a esta sensacion de sentirme observado no puedo oponer resistencias culturales; en otras palabras, el retrato puede ser una obra maestra mas alla de su valor estético.”, dice Ricci en su prologo. “Al retrato se le pide que nos penetre tan intensamente que nos haga sentir mas observados que observadores”.
“Sentirse observados”, es lo que sentimos con estas pinturas. Pero mas por ellos, por la mirada de la pintora. Si nos dejaramos pintar por Mari Carmen, ¿que tanto veria detras de nuestros ojos?. ¿Acaso no seria muy comprometedor servir como modelo?. ¿Que tanto pensara Mari Carmen mientras esta pintando?
La imagino en Paris, siempre al lado de su angel de la guarda. Ah perdon, tal vez estoy cometiendo una indiscrecion. Pero puesto que estamos en petit comité, permitanme decirles que hace muchos anos, muchos, muchos, Mari Carmen tiene un angel de la guarda. Es de lo mas moderno, anda en moto, se pone casco y le encanta las aventuras. Bueno, pero yo les estaba hablando de Mari Carmen. Les decia que me la imagino perfecto en Paris caminando por los quais. La veo pensativa en algun café o bien manejando su coche convertible y pasandose los altos. Aunque alla esto es muy grave, a ella no le importa porque sabe que tiene a su angel de la guarda. Que por cierto tambien habla perfecto francés. Francia ha sido para Mari Carmen un pasi de ispiracion, unpais que la ha recibido con los brazos abiertos, porque Francia adora a los artistas, sobre todo si tienen angel como es el caso de Mari Carmen.
Se una cosa si podemos estar seguros, de que Mari Carmen va a seguir maravillandonos con su arte y su talento? No se sorprendan si el ano entrante nos volvemos a ver aqui mismo en el Castillo de Chapultepec, conotro libro de esta artista. No no se sorprendan. No me queda pues, mas que recomendarles este maravilloso libro, “FACES”, pero lo que mas les recomiendo son las pinturas de Mari Carmen Hernandez.

Guadalupe Loaeza • México • agosto 1995